La fascia es un tipo de tejido conjuntivo en red de nuestro cuerpo cuyas funciones son recubrir, unificar y proteger otros tejidos corporales, además de colaborar en procesos bioquímicos, termorregulatorios, de curación de heridas, transmisión de tensiones y coordinación de estructuras.
Con el sedentarismo, la falta de movimiento, lesiones, traumatismos, posturas inadecuadas o incluso situaciones de estrés y ansiedad, el tejido fascial puede sufrir retracciones que dan lugar a falta de movilidad y dolor.
A través del estudio de estas estructuras, se ha desarrollado una forma de entender la anatomía humana de una manera mucho más funcional y global, en la que no todo se limita al funcionamiento de músculos de manera aislada, sino que podemos comprender la interacción entre estos según ‘’líneas de tensión miofasciales’’ o ‘’meridianos anatómicos’’.
La liberación miofascial tiene como objetivo buscar, a través de movimientos o estiramientos enfocados a estas líneas de tensión, una mejora en la salud de estos tejidos:
- Rehidratando la fascia y facilitando el mantenimiento de sus propiedades viscoelásticas.
- Movilizando las estructuras nerviosas que recorren el tejido fascial.
- Movilizando las distintas capas profundas y superficiales de la fascia entre sí en las líneas de tensión formadas por estos tejidos, evitando retracciones que deriven en el desarrollo de estructuras fibróticas que limiten el movimiento o generen puntos gatillo miofasciales posteriormente.
- Facilitando la recuperación muscular tras las sesiones de entrenamiento de fuerza mediante el retorno venoso favorecido por estiramientos en tensión activa de carácter dinámico a velocidades lentas.
- Evitando posibles hipercoaptaciones para mantener la salud y los rangos de movimiento funcionales de las articulaciones sin la pérdida de la estabilidad de estas.
Daniel Méndez Ramallo - Especialista en Entrenamiento y Liberación Miofascial